EN BUSCA DE LA LENGUA ABORIGEN:SIGUIENDO EL RASTRO DEL EUSKERA
Extracto de “La senda aborigen. Una re-visión de la prehistoria”, de Guillermo Piquero. http://www.tartessos.info
En busca de la lengua aborigen. Siguiendo el rastro del euskera
“El euskera es una reliquia de las antiguas lenguas de Europa occidental, no sólo prerrománica, sino pre-indoeuropea. Es la única lengua autóctona que ha podido superar las invasiones e influjos culturales de los últimos 3000 años. Los vascos han demostrado una gran capacidad para integrar esos influjos sin perder su personalidad cultural. Constituyen, de hecho, la gran excepción de las leyes de la historia política y cultural de Europa.”Marija Gimbutas, “Civilization of the Goddess”.Capitulo I
La antiquísima comunidad Cantábrico-Pirenaica
“Presumiblemente, los europeos sólo pudieron sobrevivir al frio glacial refugiándose en las zonas donde el clima era algo más benigno; de ellas, las dos más notables estaban una en Ucrania y otra en el sudoeste europeo. Como hemos mostrado una parte considerable de los grupos que volvieron a poblar el oeste y norte del continente después de la glaciación (según la datación genética, hace unos 10.000-15000 años) procedían del sudoeste de Europa, pues los vascos y el resto de los europeos se diferencian geneticamente en solo un 25%”
Elisabeth Hamel y Peter Foster. “American scientfic”
1) LOS ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS, GENÉTICOS Y ARQUEOLÓGICOS “CLAMAN A VOCES”
“No por azar ni por casualidad, el foco desde el cual se produce la proyección del lenguaje humano, coincide puntualmente con la región en que se gesta el arte paleolítico y la arquitectura megalítica. O, lo que es lo mismo, las primeras manifestaciones culturales de la humanidad “
Rivero-meneses
La edición española de la revista norteamericana Scientific American (Investigación y ciencia), en su numero de Enero del 2003 publicaba un artículo firmado por Elisabeth Hamel (especialista en pre-historia y protohistoria) y Peter Foster (Doctor en biología y profesor de la Universidad de Cambridge) bajo el título: “Tres cuartos de nuestros genes proceden de los protovascos” (este estudio es una parte de los dos que componen “La lengua originaria de los europeos prehistóricos”). En dicho artículo afirman: “Tres cuartos de los europeos proceden, por vía matrilineal, de una población europea del periodo preglacial y están estrechamente emparentados con los vascos. Muchas líneas genéticas se expandieron después de la glaciación, desde el sudoeste europeo hacia el norte y el este”.
También la revista “Proceedings” del mes de marzo del 2001 afirmaba: “Expertos británicos y norteamericanos han determinado que el cromosoma Y de los primeros Galeses e Irlandeses, es idéntico al de los baskos”.
Todas estas conclusiones, que para much@s resultarán sorprendentes y para otr@s much@s estrambóticas, son las mismas a las que llegó hace veinte años Jorge Mª Rivero- Meneses. La diferencia estriba en que él llegó a esas conclusiones a través de un complejo estudio multidisciplinar, en el que la lingüística comparada actuaba como eje vertebrador de otras muchas ciencias, mientras que ahora se ha llegado a ese mismo resultado descifrándolo a través de la biología molecular. Y otra diferencia importante radica en que desde entonces se le condenó al ostracismo y al descrédito científico, mientras que a Hamel y a Foster se les puede leer en “prestigiosas revistas científicas”.
A este respecto, y en un artículo del periódico cántabro “Alerta”, del 2 de febrero del 2003, Rivero-Meneses comentaba:
“La revista “Investigación y ciencia”, edición española de “Scientific American”, en su número correspondiente al mes de Enero, ha reproducido el artículo (publicado previamente en Estados Unidos, Canadá y la mayoría de los países europeos) en el que se da cuenta de los estudios genéticos y filológicos que establecen que Europa tuvo su cuna en el Norte de España, habiéndose proyectado inicialmente por ambas vertientes de los Pirineos. Varias regiones españolas se ven, pues, directamente implicadas en esta revolucionaria tesis que supone la rotunda confirmación de las que, en este mismo sentido, vengo defendiendo desde el año 1984 y que he desarrollado hasta la fecha en ochenta libros y en más de medio millar de artículos periodísticos. Asturias, Cantabria, Euskadi, el norte de Castilla y León y de Navarra, prolongándose por el Oeste hasta Galicia e incluyendo por el este a Aragón y a Cataluña (junto con todas las regiones del Sur de Francia) se convierten así, en la matriz de Europa y de cuantos pueblos pueblan este continente”
Si comparamos ambos estudios, vemos que existe una diferencia entre las tesis de Meneses y las de Hamel-Foster, mientras que el primero sitúa la matriz de la repoblación humana Paleolítica de Europa en una cultura común cantábrico-pirenaica, los segundos hablan de “vascones”.
Sobre esta diferencia Rivero-Meneses afirma en el diario “Alerta” del 5 de enero del 2003: “Ha querido el azar que la publicación de ese descubrimiento se produzca un mes después de que yo presentase a la UNESCO, como base de mi propuesta, el libro titulado: “La región Cantábrica-Pirenáica, cuna del lenguaje humano”. En efecto, apoyándome en pruebas arqueológicas y en mis propias investigaciones, vengo defendiendo que la cuna del lenguaje y la civilización se encuentra en el Norte de España y en el Sur del Pirineo, siendo la mayor evidencia de ello el hecho de que la región Cantábrico-Pirenaica se concentren los más antiguos, notables y numerosos yacimientos de pintura rupestre de todo el planeta. Este hecho ha determinado la reciente constitución en el sur de Francia de la asociación “Le berceau du langage” (la cuna del lenguaje), nacida para respaldar y difundir mis investigaciones.
Origen y expansión del arte prehistórico. Mapa extraído de “Euskal Zibilizazioa”. Alfontso Martínez Lizarduikoa.
He debido sufrir casi veinte años de ostracismo por defender la tesis del origen cantábrico de toda la población del continente europeo, probada ahora a través de los estudios de biología molecular. Este descubrimiento crucial (calco y refrendo del efectuado por mi hace dos décadas) acaba de publicarse en la revista “Pour la Science”, edición francesa de la estadounidense Scientific American. En ese reportaje se difunden los resultados de sendas investigaciones genética y filológica llevadas a cabo por científicos europeos, de las que se desprende la trascendental conclusión de que la mayoría de los pobladores del continente europeo proceden del Norte de España. Más concretamente del País Basko, aunque no debe concederse mayor importancia a este dato, dado el total desconocimiento que los investigadores de todo el mundo tienen respecto a la extensión de la antigua Baskonia=Bizkaya=Kantabria=Asturia que se extendía desde el Hebro hasta el Cantábrico y desde los Picos de Europa hasta el Pirineo.
A partir de las conclusiones que se desprenden de mis estudios de filología comparada, complementados con investigaciones paralelas en los campos de la arqueología, la historiografía, la etnología, la antropología y la mitología, ya en el año 1984 llegué a conclusiones idénticas e incluso más precisas que las obtenidas ahora por los investigadores europeos autores del estudio que acaba de ver la luz en Francia y Estados Unidos.
Porque, como acabo de decir, estos investigadores desconocen que el foco de irradiación cantábrico desde el que se produjo el poblamiento de Europa en el decurso del último periodo glaciar, no estaba centrado exclusivamente en el País Basko sino que incluía a Cantabria, Asturias, Nabarra y todas las comarcas septentrionales de Castilla y León, con prolongaciones en ambas vertientes de los Pirineos”
Y no se queda hay la cosa. Según un reciente estudio, gran parte de los indígenas “americanos” también podrían descender de esta antigua comunidad Cantábrico-Pirenaica.
Leamos lo que R. Martínez de Rituerto escribió en el año 2000 en las páginas del periódico El País:
“Colón partió de España para descubrir América en 1492, pero no fue el primer vecino de la Península Ibérica en pisar aquel continente. Los primeros habitantes de América, culturalmente emparentados con los que pintaron las cuevas de Altamira, llegaron al otro lado del Atlántico hace unos 20.000 años, según el paleoantropólogo Dennis Stanfórd, director del Departamento de Antropología del Museo de Historia Natural de Washington.
Stanford presentó ayer (7-4-2000) su tesis de que los americanos tienen tatarabuelos ibéricos, en un congreso celebrado en Filadelfia por la Sociedad Americana de Arqueología.
“Venían de la Península Ibérica, no de Siberia “, dice.
Standford ha dedicado su vida de investigador a buscar a los primeros americanos. La tesis convencional señala que los cazadores de mamuts llegaron hace unos 14.000 a América desde Asia, cruzando sobre los hielos del estrecho de Bering para extenderse, con el paso de los milenios, por todo el continente. El que se tiene como el yacimiento arqueológico más antiguo de Estados Unidos se halla en Clovis (Nuevo México), en el suroeste del país, y siempre se ha trabajado en él pensando que, fue un asentamiento de aquellos viajeros asiáticos. Pero si sus ocupantes procedían de Siberia, en Asia debería quedar algún tipo de vínculo Los restos de Clovis, imposibles de relacionar con Asia, son a ojos de Stanford indistinguibles de los del período Solutrense que, en su momento más brillante, produjo los grabados incisos y el centenar de pinturas de bisontes, caballos, jabalíes y ciervos de Altamira. Lo que ayer defendió, Stanford es que los cazadores de Clovis derivan de Cactus Hill, donde se han hallado útiles y puntas que son otro calco del Solutrense ibérico, y que esos colonos de Cactus Hill, los primeros americanos, procedían de la Península Ibérica, convertida entonces en un refugio de los europeos que sufrieron la última glaciación.
“Sólo existe una cultura que era capaz de fabricar esas piezas bien pulidas con una tecnología similar: la Solutreuse”, señala Standford. Esta cultura fue intensamente explotada por Cromagnones que habitaron la Península Ibérica hace 18.000 años. En las últimas décadas, los científicos han descubierto en numerosos yacimientos de la Península Ibérica, muestras de esta cultura. Puntas de lanza similares a las norteamericanas de la cultura Clovis, han sido encontradas en cuevas de Cantabria, Andalucía y una amplia zona del litoral mediterráneo.”
Al margen de las similitudes tecnológicas, Dennis Stanford sostiene que los recientes hallazgos de fósiles humanos en Alaska y en el estado de Washington sugieren que los colonizadores del continente americano proceden de las poblaciones del suroeste de Europa que, paralelamente, también emigraron hacia las áreas más septentrionales de Asia.
El paleoantropólogo de la “Smithsonian Institution” está convencido de que los cazadores y pescadores ibéricos emigraron hacia el norte y el oeste siguiendo el borde de los hielos y que cuando no avanzaban a pie, lo hacían en barca.
El científico del Instituto Smithsonian apunta que las poblaciones ibéricas con tecnología solutrense podrían haber tenido los mismos conocimientos de navegación que los actuales nativos del Círculo Polar. De esta forma, apunta que fueron capaces de navegar hasta América, en embarcaciones fabricadas con pieles de animales, aprovechando una meteorología favorable y las fuertes corrientes. “Estos antecesores de los españoles podrían haber cruzado el Atlántico en sólo tres semanas”.
El quechua, hablado hoy en Perú y Bolivia, tiene más de un centenar de usos gramaticales que aparecen en el euskera. Por ejemplo: el infinitivo de ambas lenguas se forma con el sonido TU.
Algunos datos:
- Los restos arqueológicos que muestran una población estable de individuos a lo largo de decenas de miles de años son un claro indicativo de la antigüedad de dichos pueblos montañeses.
-La denominada Cornisa Cantábrica posee una de las mayores concentraciones de cuevas (sólo Cantabria tiene censadas 9.000) de Europa (dato muy importante, pues la
cuevas constituían un gran refugio durante la glaciación).
-El yacimiento arqueológico más importante del mundo se halla en Atapuerca (Burgos): restos de homínidos de hace casi un millón de años.
ATAPUERCA |
-En esta zona norte también se encuentran algunas de las obras más representativas del arte prehistórico mundial (Altamira es considerada la más importante muestra de arte prehistórico universal). Además, si se fuera preciso históricamente, el periodo conocido como “Magdaleniense” debería pasarse a denominar “Altameriense” (denominación desechada por los más de veinte años de injusto descrédito que sufrió Marcelino Sanz de Sautuola al afirmar en el Congreso de Prehistoria de Lisboa de 1880 que las pinturas pertenecían al periodo glaciar).
Sobre las cuevas de Altamira, Manuel Pereda de la Reguera nos comenta:
“Las pinturas de Altamira nos ofrecen la cima del arte prehistórico. El hecho de que en la zona cantábrica se alcanzara la meta cumbrera en la evolución del arte prehistórico, es también de trascendental importancia. Que son las obras cimeras de este arte nos lo confirman Breuil y Obermaier diciendo que “casi todos los problemas que se plantean en un arte que ha alcanzado su punto culminante han sido resueltos en la pintura de Altamira”.
Pero aún más ampliamente claro, es el profesor Pericot (“Sobre el arte rupestre Cantábrico”) que dice “Por rara fortuna, la primera revelación del arte prehistórico cuaternario ha sido y continua siendo la más portentosa, ni en belleza ni en antigüedad nada ha podido desbancar al arte Cantábrico. Con Altamira la pintura alcanzó una cima que no puede ser ya superada, sino sólo ampliada con temas y maneras distintas. Ella representa siempre la madurez genial de un arte primitivo, pero ya perfecto y constituye la prueba más decisiva de que quienes la pintaron poseían una mentalidad semejante a la nuestra, una inteligencia extraordinaria; en una palabra, la chispa divina que hace al hombre un ser que escapa a las ataduras de la materia”.
ALTAMIRA |
2) RASTROS DEL EUSKERA EN EUROPA OCCIDENTAL
Derrumbando el mito del latín.
“Y es que, aceptando como un dogma sustentado exclusivamente en el testimonio de los Doctores de la Iglesia, nadie se ha tomado la molestia de investigar, científicamente, si tenía o no tenía algún fundamento la supuesta maternidad del latín sobre las lenguas del Occidente de Europa. Nadie lo ha investigado pero hay que reconocer en honor a la verdad que han sido varios los autores franceses y españoles de los siglos precedentes, ilustrísimos y notables todos ellos, que han defendido la misma conclusión a la que yo llegara antes de tener conocimiento de su existencia: la lengua latina fue estrictamente una lengua literaria y eclesiástica, que jamás se ha hablado en país alguno, incluida la misma Italia. No es pues, lengua madre sino, simplemente, hermana. Y hermana pequeña además”
Rivero-Meneses
Capítulo II
Siguiendo el rastro del euskera por la península ibérica.
“Creemos, no obstante, que la lengua que hablaba el primitivo pueblo cántabro, tenía mucho de común con la de los demás pueblos de la costa cantábrica, y aún del resto de España, y que ésta se ha conservado, por sus circunstancias históricas, solamente en los territorios que constituyen las provincias Vascongadas. Esta es, a nuestro juicio, la única razón de que encontremos en Cantabria voces, principalmente topónimos, restos indudables de la primitiva lengua, que hoy identificamos con otros del idioma que, por la zona de supervivencia, denominamos vascuence.(…) En nuestra península y más concretamente en la costa cantábrica a que nos referimos, no podía existir en una misma época una lengua diferente en cada región, aunque éstas tuvieran diferencias dialectales como ocurre hoy con el vascuence actual, en el que son más de una veintena las variantes dialectales que se conocen correspondiendo a diferentes zonas de su territorio.”
Manuel Pereda de la Reguera. “Cantabría raíz de España”
Esta hipótesis que vamos a intentar demostrar no es nueva, sino poco conocida o más bien “despreciada”. Nosotros simplemente la retomamos y le añadimos nuevos datos.
Comencemos con un pequeño repaso histórico a través de las palabras que el santanderino Manuel Pereda de la Reguera dejó impresas en su libro “Cantabria raíz de España”:
“El que la lengua que hoy denominamos vascuence fuera general en la España primitiva ha sido sostenido, con mayor o menor fundamento y propósito, por muy diferentes historiadores de anteriores épocas. Entre ellos pudiéramos citar a Garibay y Zamalloa, que en su “Dialogo de las lenguas” decía, que son muchos los que creen que “la lengua que usan hoy los vizcaínos es la antigua España”: Josefo Escalifero dice: “En las lenguas de Europa”, que se usaba en estas regiones antes de la romanización. Beuter, en “La crónica Aragonesa”, Marineo Siliciano, en “La historia del antiguo lenguaje”, o Francisco Javier de la Fuente, en “La España primitiva”, dicen también que esta lengua fue la primitiva de España. Igualmente, Peralta Barnuevo en la “Historia de España” insiste en que “no puede dudarse que fue la primitiva y universal lengua de España”, lo que también afirma en análogos términos el P. Moret en sus “Investigaciones históricas” y en “Anales de Navarra”. Del mismo modo lo afirman Pedro Salazar de Mendoza y Rodrigo Méndez Silva en su “Población de españa”, y los vascongados Andres de poza, en “La antigua lengua poblaciones de España” (1585). Baltasar de Echave y Antonio Navarro de Larrategui, en su “Epítome de los Señores de Vizcaya”, impreso en Turin en 1620, y el padre Mariana en su “Historia General de España” o en la “Inquiridión de los tiempos”, de Fray Alonso de Venero”.
Incluimos a continuación dos estudios recientes que abonan estas tesis. Uno referente al lenguaje ibérico-tartésico y otro que trata de descubrir la multitud de raíces euskerikas que posee el castellano.
1) EL DESCIFRAMIENTO DEL IBÉRICO-TARTÉSICO
Extractos de “El Origen de los vascos y otros pueblos mediterráneos”
Antonio Arnaiz y Jorge Alonso
“Desde hacía muchos siglos eran conocidas en la Península Ibérica y Francia una serie de inscripciones misteriosas que recibían el nombre de “ibéricas” por considerarse pertenecientes a este pueblo prerromano; con posterioridad se descubrieron otros textos redactados en un alfabeto distinto, al que se denominó meridional o “tartésico”. La contribución de diversos filólogos, fundamentalmente la de Gómez-Moreno (25), supondría el conocimiento de los valores fonéticos de aquellos signos. Un importante paso para averiguar el contenido de una lengua sobre la que se habían adelantado varias hipótesis.
Para la mayoría de los investigadores, el “ibero” y el “tartesso” eran idiomas distintos. El “ibero” podría traer sus raíces del Cáucaso, África, Armenia, etc. El “tarteso” se consideraba un habla emparentada con las indoeuropeas, posiblemente al jónico o al tirseno. Jorge Alonso se interesó desde muy joven por la cultura tartéssica, y muy especialmente después de su estancia en la Base Naval de Rota, donde examinó diferentes restos tartéssicos, y dedicó no pocos esfuerzos al estudio de esta civilización. Asimismo, en los múltiples viajes al norte de África, convencido del parentesco del ibero y el bereber, se decidió a centrarse en el “vasco- iberismo”. La vieja hipótesis para el desciframiento del ibero mediante el idioma euskera, que no se encontraba ya en su mejor momento, pues el grueso de los especialistas sin avance alguno la consideraban un instrumento trasnochado. Habían sido muchos los investigadores que no lograron encontrar las conexiones entre ambas lenguas, y consecuentemente la ciencia filológica acabaría desviándose por otros derroteros menos lógicos. Trabajando desde el “vasco-iberisino” durante cierto tiempo, la interpretación de diversas frases funerarias daría las claves necesarias para penetrar en el fascinante mundo de los iberos y los tartessos (…) Durante varios años Jorge Alonso recorrió la mayor parte de los poblados ibéricos y tartéssicos, recogiendo la información escrita que se guardaba en bibliotecas y museos, y familiarizándose con los restos materiales de estas culturas. Así se obtuvo el imprescindible flujo de inscripciones para cualquier trabajo en este campo, consiguiendo superar las pequeñas dificultades que siempre presenta el manejo de los alfabetos antiguos, con proliferación de caracteres con el mismo valor fonético. Asimismo, se recopiló el máximo de literatura sobre los desciframientos de idiomas en los últimos años “hitita” y “Lineal B”, reflexionando detenidamente sobre la eficacia de métodos como el criptográfico y combinatorio. Finalmente, Jorge Alonso enfocó sus esfuerzos en la búsqueda de una metodología que permitiese entrar en la fortaleza ibérica. Y después de no pocos ensayos y dudas, centró su estudio en las frases funerarias, con la esperanza de que se dieran las condiciones que había observado en la epigrafía de las tumbas etruscas, que contienen casi siempre las mismas palabras, y son muy reiterativas en las expresiones. Un ejemplo de lo que ocurre en nuestros propios cementerios, donde las dedicatorias son muy semejantes en sus referencias y redacción. Trataba así de sortear una de las principales dificultades que ofrecían los escritos ibérico-tartéssicos: la separación de vocablos, que enmascara el comienzo y final de las palabras. Más tarde harían acto de presencia otros inconvenientes no previstos, como que algunas consonantes conllevaban vocales que no se escriben o que los escribas redactaban de oído. Del gran número de textos, que se suponían funerarios a priori, se eligieron una quincena, donde a simple vista se adivinaban varias palabras semejantes.
La Escritura ibérica. La transcripción al alfabeto latino de varias donde aparecen los vocablos “BALCE” y “ATIN” es la siguiente:
BALCEATIN
BALCEATINTAE
BALCEKALDUR
ATINBELAUR
BALCEATINOE
BALCEATINISBETARTICEREBANEN
No resultó especialmente difícil identificar en euskera los vocablos BALCE y ATIN que se repetían en las frases. BALCE (ibe) la comparé con BAL (vas) = “charca de agua”, pero relacionado además con “BALTZ” (vas) =”negrura”. Tampoco la segunda, en su raíz ATE (vas) =”Puerta”, “Salida”, que en este caso se hallaba declinada ATE-AN (vas) =”En la puerta”. Algo más de tiempo llevó descubrir que ATEAN era uno de los nombres que usaban los pueblos hispanos prerromanos para denominar la “sepultura”.
Según se desprende de los ahora numerosos textos descifrados, las gentes ibéricas creían que su espíritu, al depositarse el cadáver en la tumba, viajaba por el mundo subterráneo hacia un lugar más allá del “río de fuego”, donde encontraba cierta morada junto a sus antepasados. De ahí que la sepultura era la “puerta” por donde iniciaba el viaje hacia su destino final. Poco a poco se reconocieron entre los distintos epígrafes otras equivalencias del léxico euskera, así como verbos, pronombres, artículos, numerales, que confirmaban la hipótesis del parentesco vasco-ibérico. Según se disponía de vocabulario seguro, es decir, perfectamente probado en diferentes textos, se acometían párrafos más amplios y más complejos. La interpretación de las frases arriba indicadas queda de esta manera:
(…) Uno de los momentos más significativos del proceso de desciframiento fue la interpretación de una pequeña frase de la lista de Hubner, en su “Monumento Linguas Ibérica”.
Sorprendentemente se trataba de una pequeña “Piedra de Roseta” que había pasado inadvertida para los investigadores, no obstante de haber sido publicada en el siglo pasado. La primera parte de este epígrafe funerario estaba redactada en latín, y encabezaba una frase bilingüe en una lápida funeraria que dice así:
-HEIC. EST. SIT (latín)
-ARE. TACE. CE(NN) SAKARILN (ibero)
(…) La escritura “tartéssica”, considerada durante muchos años distinta de la ibérica, constituye otra de las sorpresas del desciframiento. Al igual que con el alfabeto levantino, Gómez-Moreno (25) determino el valor fonético de los caracteres de estas inscripciones meridionales tartéssicas, semejantes pero diferentes a las ibéricas utilizadas en la franja mediterránea. Muchos de sus textos, redactados una línea en una dirección y la siguiente en la contraria, aparecían en el sur de Portugal, y casi siempre en lápidas sepulcrales; pero también se conocían epígrafes procedentes de Andalucía y plomos en comarcas mucho más al Este, en Castilla-La Mancha y Valencia. El historiador A. Schulten, estudioso de la civilización tartéssica, identificó estas inscripciones con el tirseno, una variedad de la lengua griega. Se basó en la identidad entre la frase tartéssica “NARONABAGEON”, repetida en el ritual religioso meridional, y la frase “ZARONAI”, que se leían ambas con facilidad en una losa de la isla de Lemnos, en el Egeo. El investigador alemán, que discrepaba de la interpretación de los lingüistas hispanos, leía mal el abecedario de las estelas portuguesas. Y la pretendida relación filológica carecía de fundamento. Sí tienen absoluta correspondencia con el euskera con el significado de “EN ESTE LUGAR (SE) CONCEDE BUENA ACOGIDA” o “LA VOLUNTAD DEL CIELO”, y está dentro del léxico funerario ibérico. Llave que ha servido igualmente para abrir la caja de los secretos lingüísticos de la lengua que habló el famoso imperio de Tartessos.
Como en el caso levantino, las hipótesis sobre la personalidad de aquellos textos estaban equivocadas. Hoy se puede asegurar que, frente a todo pronóstico, esta lengua no es indogermánica, y se encuentra también emparentada con el vascuence. De acuerdo con el método seguido anteriormente, se tradujeron las diminutas inscripciones grabadas en los ajuares funerarios. He aquí algunos ejemplos:
(…) De acuerdo con el progreso en el desciframiento de la lengua ibérico-tartéssica, se fue confeccionando un diccionario que ha servido de ayuda durante todo el proceso de traducción, que ha durado varios años. (…) El número de inscripciones contabilizadas en la actualidad supera el medio millar, aunque muchas de ellas están en mal estado, mutiladas, o son básicamente iguales, por su contenido, a otros textos. Su procedencia se distribuye por las provincias andaluzas, Extremadura, Castilla-La Mancha, Valencia, Murcia, Aragón, Cataluña, Navarra, etc. Pero también las hay en algunos departamentos de Francia, Portugal, Italia y el norte de África. Grabados en plomos, bronces, cerámica y piedra, pueden datarse desde los siglos m-v a. de Cristo hasta nuestra era, pues varias vasijas de Tarragona mencionan a los cristianos. Sin duda alguna, el idioma ibérico particularmente se mantuvo vivo hasta bien entrada la civilización de Roma en la mayor parte de la Península. Milagrosamente, el habla euskera, del mismo tronco que el ibérico-tartésico, conseguiría sobrevivir al amparo de los bosques, las montañas y las regiones alejadas de las principales calzadas. Un fenómeno lingüístico de los más increíbles que haya conocido la humanidad, pues este idioma puede acreditar, con los testimonios históricos de Estrabón, ocho milenios de existencia. Con él han cobrado sentido los cientos de documentos redactados en bronces, lápidas, plomos y cerámica,que aportan multitud de noticias de la Iberia prerromana. Pero no es menos importante que gracias a ese tesoro filológico se podrán descifrar otras lenguas consideradas como muertas: el etrusco, osco, minoico, en muy breve plazo. Y todo ello sin apartarse una línea del “hecho científico”, pues el parentesco de los descendientes de la cultura neolítica sahariana se conserva aún lo suficientemente próximo como para jugar el papel de un posible texto bilingüe. Una opinión que ya ha probado reiteradamente su eficacia, con doscientas traducciones susceptibles de comprobarse de principio a fin, por lo que merecen la consideración de argumento válido.” Antonio Arnaiz y Jorge Alonso.
2) LA CULTURA IBERO EUSKÉRIKA
Reproducimos a continuación la introducción que Francisco Berlanga García hace a su libro “Apellidos Iberoeuskericos” así como la interpretación que hace del apellido
“Aguirre”, como ejemplo de su sencillo método de trabajo.
“Normalmente se confunden los apellidos euskéricos con apellidos vascos. Apellidos vascos son apellidos que abundan en Vascongadas, y que hace unos 150 años, por ejemplo, en su mayoría eran euskéricos. Apellidos euskericos son aquellos apellidos formados por palabras del idioma euskera. Estos apellidos están por toda España. A veces muy camuflados.
En España llevamos más de 2.000 años de antiiberismo, con una adoración a lo latino casi enfermiza, por ello resulta muy difícil comunicarnos con otras personas, especialmente de mente latina, cuando hablamos de lo ibérico o de lo euskérico, o como en este caso de apellidos iberoeuskericos. Lo de íbero es porque estos apellidos se dan en la península ibérica, y lo de euskéricos, porque el idioma en que estos apellidos tienen sentido o significado es en el idioma euskera.
Una vez fuimos a San Millán de la Cogolla, y leímos en un libro que se desconocía el significado de la palabra Rioja. Por otra parte Rio Oja es un rio de esta comarca a la que da nombre.
A nosotros nos resultó muy fácil deducir el significado de Rioja, o mejor Rio Oja y creemos que lo puede resolver cualquier niño de la escuela si su mente no está deformada por falsas ideas que toma como ciertas y seguras. La dificultad la hemos creado nosotros con la afición a los mitos. Así en el mundo del significado de las palabras fue un mito San Isidoro de Sevilla. En tiempos modernos el mito fue Menéndez Pidal y recientemente lo fueron Tovar y Michelena entre otro. Como tales mitos que son, resultan infalibles, por lo tanto hay que acatar lo que dijeron. Así dijeron que los valencianos y por ahí eran iberos, que los gallegos eran celtas (San Isidoro pensaba eran de origen griego), los asturianos ligures, unos andaluces eran tartessos, otros andaluces, portugueses, extremeños, los catalanes fenicios o griegos, los vascos llegaron en una nube de nadie sabe donde. Pero si había dos cosas claras: ni los vascos son iberos, ni el idioma euskera es ibero.
Nosotros, que no sabemos ni de euskera ni de latín, ni de estas cosas no entendemos nada de este lio, pero como buen ibero que somos, tenemos fe ciega en nuestros mitos y en su sabiduría. Si ellos dicen que el idioma euskera no es ibero y que los vascos no son iberos, pues no son iberos. Si nosotros no entendemos nada de esta mezcla extraña es por nuestra ignorancia; además sin saber latín no tenemos derecho a pensar.
Con este lio estaba nuestro cerebro, cuando cayó en nuestras manos un papel que escribió un científico alemán, se llamaba algo así como Heisenberg. Fue premio Nobel de Física. En aquel papel leímos lo siguiente: cuando leas o escuches algo que no entiendas puede ser por una de estas dos cosas: a) “que sea mentira” o b) “que la persona que lo cuenta no lo entienda”.
Esto echó por tierra todo nuestro andamiaje sobre los mitos. Es decir: fuera la infalibilidad de los mitos aunque sean muy sabios. Desde entonces hemos tomado como un principio básico que la verdad siempre es sencilla.
Fue por esto por lo que compramos un diccionario de Azkue, pues resultaba sencillo entender que era un gran trabajo y además honrado. En él leímos que en euskera para decir frío se usa la palabra otz y para el frío la palabra otza. Si bien como en lenguaje romance no está la grafía tz, sonido parecido al de la ch, frio se había escrito: oz, oiz, hoz, hoiz, fos, foz, foiz, ox, jos, joz y el frío se había escrito: osa, oza, ozza, ocha, oja, oya, olla, uecha, huecha, entre otras formas. (el lector deberá recordar que estos detalles están escritos).
De esta manera tan sencilla Rio Oja o Rio Otza significa El río frío. Resultado por otra parte muy correcto para dar nombre a un río, pues hay lugares que en romance se llaman Rio Frío y El Río Frío.
Si no fuera pedir demasiado al lector le diríamos que en palabras euskéricas que empiezan por i, como ibar-vega, ibai o ibei-río, iturri-fuente, en composición, palabras un poco largas, suelen perder la i inicial. Así Barosa, pueblo de La Coruña, significa La vega Fría. El apellido euskérico Baroja también significa La Vega Fría. Conocemos el pueblo llamado Baroja en la provincia de Alava y está en una vega.
En la provincia de León, sobre el año 881, Ranulfo habló con Ordoño en el valle del rivo ozza, El Río Frío. ¡Sí! El científico alemán tenía razón la verdad siempre es sencilla.
Estimado lector, cuando leas esto, sigue el consejo y desconfía y no estimes lo que no entiendes, pues será mentira o quién te lo cuenta no lo entiende.
No demostramos el significado de los apellidos que vamos a enumerar a continuación. Unicamente lo haremos de algunos apellidos corrientes como García o Aguirre, por ejemplo. Los apellidos que vamos a traducir al castellano son palabras sacadas de nuestra original CULTURA IBEROEUSKÉRIKA, que es donde intentamos dar explicación a estas cuestiones. Este original está sin publicar, pues nuestra economía no lo permite. A los organismos oficiales de Madrid, cuando oyen la palabra euskera les da un telele. Si es académico es incluso grave. A los vascos también les da un telele, si bien es por la palabra España. Algún académico, nos han dicho, que hasta se ha puesto verzoso, si bien pensamos que querrán decir verdoso.
La mayoría de estos apellidos los hemos tomado de las guías telefónicas de Vizcaya y de Cantabría. Otros apellidos los hemos oído en la radio o televisión o leído en la prensa. No mencionamos ni los apellidos romances ni los apellidos euskerikos que su solución es inmediata. Si lo hacemos con algunos apellidos euskerikos que pensamos no han sido correctamente interpretados, como ocurre con el apellido Aguirre”.
AGUIRRE-AGARRE-AGUERRE-AKERRE-AKELARRE
“Ya habíamos observado en otros capítulos que la silaba la es muy poco estable y puede perderse en palabras de tres o más sílabas. Así los 20 pueblos españoles llamados San Payo son equivalentes a los 30 pueblos llamados San Pelayo, pero no se nos había ocurrido relacionar este hecho con la sílaba la de Akelarre. La solución llegó en un momento triste y sin ninguna relación aparente. Fue cuando la explosión de gas en una escuela de Ortuella, Vizcaya. Oímos decir que estaba cerca de Repega. No entendimos bien y tuvimos que preguntar de nuevo y con dudas escuchamos Repelga. Notamos que casi nadie decía Repélaga. La mayoría decían Repelga y algunos Repega, si bien no eran conscientes de su abreviatura, ya que todos entendían Repélaga, pues al insistir en que repitieran lo hacían bien. No podemos saber por qué mecanismos del cerebro, se nos ocurrió pensar que Akelarre podía pasar a Akarre y perder la sílaba la. Por ello volvimos a buscar más ejemplos.
Encontramos que en Cantabria está el pueblo llamado Solórzano, palabra de 9 letras, y en la provincia de Logroño el pueblo llamado Sorzano, de 7 letras, luego se trata de la misma palabra. Cuando decíamos que Repélaga, en Vizcaya se pasa a Repega, podía ser un razonamiento subjetivo nuestro, de nuestro mal oido y que estuvieramos equivocados.
Pero cuando vemos escrito Solórzano y Sorzano, podemos aplicar el criterio matemático de probabilidad y con ello llegar a la objetividad que confirma que efectivamente, la letra l en palabras de 3 o más sílabas y sus formas la, le, li, lo, lu, podían perderse con facilidad.
Buscamos más palabras y encontramos decenas de pueblos llamados Santa Comba y otros llamados Santa Colomba.
Incluso en el poema Del Mío Cid, figura el apellido Bélez que pasa a Felex-Felez-Feliz y Fiz. También en castellano, y en la provincia de León está la fuente de Peña Corada y en cambio en Asturias está Peña Colorada.
Con todos estos precedentes podemos estar seguros, de que Akelarre se puede pasar a Akerre o Akarre. Por supuesto nosotros ya habíamos gastado muchas horas pensando en el significado de la palabra Aguirre-Aguerre-Agarre, de las tres formas hay apellidos. Tal vez sea el apellido más característico de los vascos. Además es un apellido con origen en decenas de pueblos de Euskadi.
En los libros que manejamos no encontramos el significado de esta importantísima palabra, lo cual nos pareció realmente extraño, que el apellido más extendido tuviera su significado oculto.
Ya se nos había ocurrido pensar, que tal vez Aguirre no fuera una palabra geográfica, sino una palabra de tipo cultural, por lo que al pasar el tiempo de una cultura, la palabra se simplificó y perdió el significado.
¿Cuál podría ser aquella palabra cultural tan importante en épocas remotas, que no dejar ningún vestigio?. Pensamos en algo parecido a la escuela o la iglesia, edificios, que no son nombres geográficos pero que los hay en todas partes. También pensamos en un lugar donde se reunieran los jóvenes o donde se celebrara algo especial.
Las palabras Aguerralde y Aguerrondo nos indican de manera clarísima, que Aguerre no es palabra abstracta, sino una palabra concreta, bien determinada, muy conocida por todos y muy extendida, pue los sufijos –alde y –ondo que significan al lado de o cerca de van siempre unidos a palabras muy conocidas y concretas. Así de ibai que significa río se forman ibaiondo e ibaialde, que indican junto al río. De Eliza, iglesia obtenemos Elizondo y Elizalde, al lado de la iglesía o junto a la iglesia.
Buscamos en el diccionario de Azkue, palabras que empezaran por agar-aguer-aguir, el resultado fue negativo. Como el euskera intercambia las sílabas gar-guer-guir por karker-kir, buscamos de nuevo palabras que empezaran por Aker-akar-akir y encontramos que akar significa “chivo” en algunos lugares y aker significa macho cabrío en alto navarro, vizcaíno y guipuzcoano. Esta palabra nos hizo recordar Akelarre y nos llamó la atención no encontrar esta palabra en el diccionario de Azkue.
En el diccionario de la RAE figura Akelarre y dice: Akelarre del vasco aker, cabrón y larre, prado. Junta o reunión nocturna de brujos y brujas con la fuerte intervención del demonio ordinariamente en figura de macho cabrío, para las prácticas de los actos de superstición.
Todo esto era francamente extraordinario. Miramos en el diccionario Vasco-Castellano de Plácido Mújica S.I., donde decía: Akelarre de aker-landa (landa en euskera es campo).
¡¡SI!! Aguirre, Aguerre, Agarre es evolución de Akelarre, centro de reunión desde hace miles de años por lo que en principio nada tenía que ver con el sitio juzgado por la Inquisición, dónde los brujos y brujas se reunían con el diablo. El akelarre fue un centro cultural y social muy arraigado en el pueblo ibero, que como el idioma euskera se fue replegando hacia el norte.
Vamos a recordar unas palabras compuestas que llevan la forma Aguirre, para probar que nuestra solución es apropiada:
IPARRAGUIRRE.-Ipar significa norte. Iparraguirre es Akelarre del norte.
EGUSKIAGUIRRE.- Eguski significa sol. Eguskiaguirre es Akelarre del sol.
AISAGUIRRE.-Ais-atz es peña. Aisaguirre es Akelarre de la peña.
ASAGUIRRE.-Es equivalente a la palabra anterior.
Curiosamente la palabra Akelarre tan importante en España, no la cita el diccionario de autoridades, el primer diccionario de la RAE editado en 1724. ¿Por qué?. La cita Corominas con una antigüedad del año 1.800. La deriva del vasco aker y larre. No sabemos el motivo, pero antes Mújica la traduce por Aker-landa.
Sobre el año 1.527 hubo un proceso en la provincia de Cuenca, sobre unas brujas del pueblo de Baraona, de Soria, cerca de nuestro pueblo. Le llamábamos el pueblo de las brujas. Está lindando con Guadalajara. Pues bien, en Baraona, que por cierto también es palabra euskérica, había un lugar llamado Campo de Brujas. En el mencionado proceso se cita una vez la palabra Akelarre.
En el diccionario Onomástico y Heráldico de Querejeta, el apellido Aguirre, que nos parece más antiguo es de Elorrio, Vizcaya año 1.570. El apellido es más antiguo pues
Lope de Aguirre nació en Oñate en 1.511. ¿Cómo llegó la palabra akelarre a Cuenca cuando en el País Vasco ya se decía Aguirre?.
Todo esto nos hace pensar, que en la cultura IBEROEUSKERIKA, el akelarre era un lugar normal de reunión. Al llegar el cristianismo, habría un choque con la cultura anterior y aquí se iniciaron los problemas, pues el akelarre sería condenado por la nueva cultura.
Al principio el choque sería más o menos normal. Pero al final se haría violento, estas cosas siempre terminan así y el akelarre fue eliminado. Con los años el akelarre pasaría de ser un lugar cultural y social a ser un lugar prohibido, al que en lugar de asistir las personas normales y corrientes, concurrirían los que más se resistieran a la nueva cultura, que a la vez se irían radicalizando. Al final quedó reducido a una serie de rituales contra el cristianismo, su enemigo por vencedor. El triunfo del cristianismo fue tan notable, que no solo desaparecieron las akelarres, sino que desapareció el significado de la palabra, que a la vez contribuyó a la evolución de
Aguerre, Aguirre, Agarre.
La palabra akelarre mencionada en Cuenca era una palabra ibérica conocida por todos, si bien era una palabra maldita, pues hasta los diccionarios parece que no se atreven a mencionarla. Como el idioma, se refugió en el norte. Suponemos que el Akelarre era un centro de reunión social, tal vez con elementos religiosos, no necesariamente, por ello serían las personas más vinculadas al akelarre, las que más se resistirían al cristianismo, pues además de sus ideas se jugaban su comida. La comida y el poder están siempre detrás de las ideas, aunque a veces muy disimuladamente.
Las figuras notables del cristianismo eran la Virgen y Jesucristo y el enemigo del cristianismo era el diablo. Precisamente para formar parte de los akelarres que llegaron a la Inquisición (no el akelarre iberoeuskerico), había que renunciar a hablar de la Virgen y de Jesucristo y en cambio había que adorar al demonio. Estas cuestiones tuvieron que ser muy serias y muy importantes, pues el cristianismo tuvo que incidir en la vida ibérica de manera definitiva. Al paso de los años las funciones características del akelarre desaparecieron e incluso algunas pudieron ser asumidas por la iglesia, pero la fuerza del apellido Aguirre o Aguerre o Agarre, hace suponer que su importancia era enorme y que marcaría la forma de vida de la vieja Iberia occidental (había otra Iberia por el Mar Negro).
Más tarde llegó lo de las brujas y todas esas cosas que conocemos a través de los procesos de la Inquisición. Pero claro, nada de esto tiene que ver con el Akelarre original. En el viejo Akelarre, no se podía adorar el demonio, puesto que no se conocía en aquella cultura. Tampoco se podía ir en contra de la Virgen y Jesucristo pues ni siquiera habían nacido. Es decir, el akelarre en su origen nada tiene que ver con los últimos akelarres que han llegado hasta hace unos años. Lo que no podemos saber, es si el enfrentamiento del cristianismo con el akelarre era de tipo moral-social o de tipo religioso.
En el capítulo que estudiamos las tribus del norte, escribimos unas líneas de Estrabón, donde entre otras cosas dice que los íberos junto al Cantábrico, comían carne de cabrón y también ofrecían cabrones y prisioneros a ares. Parece ser que en las fiestas se comía carne de cabrito y de cabrón, o sea en euskera carne de aker, pero dejemos esto que lo nuestro son las palabras en geografía y por afinidad algunos apellidos. En este caso hemos estudiado el apellido con las variantes: Aguirre, Aguerre, Agarre, variación de Akelarre, lugar de reunión de tipo cultural de los antiguos iberos.” Francisco García Berlanga
En el Pirineo catalán esta el Valle de Arán. Esto supone una redundancia, pues aran en euskera significa “valle”.
-En Cantabria encontramos en el centro de un gran valle el pueblo de Selaya. En euskera Zelai es “llanada”, y Zelaia equivaldría a “la llanada”
-En el macizo Oriental de los Picos de Europa está la conocida y empinada subida al pueblo de Tresviso. Paralela a ella, y al fondo de altísimos barrancos, fluyen las aguas del rio Urdon. Ur es “agua” en euskera y urdun “que lleva agua”.
Capitulo III
Siguiendo el rastro del euskera por los países mediterráneos.
“La invención del mito de Grecia (toda la cultura viene de Grecia) en el siglo XIX por Alemania, Inglaterra y otras potencias occidentales no mediterráneas, ha ocultado el antiguo patrimonio circum-mediterraneo en el que hubo durante milenios un flujo genético y lingüístico entre los pueblos ribereños y de oriente Medio, incluido el Cáucaso”
Ya hemos visto en el capítulo anterior como Antonio Arnáiz Villena y Jorge Alonso García descifran el ibérico-tartésico a través del euskera. Pues no se queda ahí la cosa. Los autores traducen, a lo largo de otros tres libros diferentes, los textos supervivientes de las culturas minoica, cretense, etrusca, egipcia, bereber, guanche, caucásica, hitita, sumeria y hurrita desde el euskera antiguo. Además, elaboran una serie de comparaciones entre los vocablos de estas diferentes culturas que permiten descartar las simples coincidencias casuales, dada la intensísima similitud lingüística entre ellos. Semejante trabajo, que revoluciona la lingüística y la protohistoria, ha pasado desapercibido y ha sido despreciado por la mayor parte de la gente. Gran error, pues demuestra que el euskera es el mayor tesoro lingüistico que tiene la humanidad. Además el significado de dichas traducciones corresponden asombrosamente con la llamada “Cultura de la Diosa” Neolítica. De esta forma las piezas del puzzle están terminando de encajar:
“Nuestra metodología para traducir el sumerio, el hitita y el hurritas e ha basado, pues, en las siguientes premisas:
1) El conocimiento del lenguaje religioso-funerario común a iberos, tartéssicos, etruscos, egipcios, guanches y minoicos, que ha sido descifrada a partir de la traducción vasco-española. Esta religión de la madre (AMA), el camino del difunto (ZEN) hacia la otra vida después de la muerte a través de la puerta (ATAN), las llamas (KAR), está salpicada de estas y otras palabras, en total más de 300(…); las lenguas ibérico-tartéssica, etrusca, lineal A cretense, líbico-bereber, guanche, egipcia y vasca poseen, pues, una serie de cognatos comunes. Además de las palabras estrictamente funerarias han aflorado otras en el contexto de plegarias y fórmulas de ruego a la divinidad empleadas, que ha sido el comienzo de la reconstrucción de otras inscripciones y del lenguaje minoico.
2) La comparación de cognatos entre las lenguas muertas (usko-mediterraneas) con la traducción vasco (euskera)-española, suponiendo al vasco como un remanente de la lengua primitiva que, con variantes, se hablaba como mínimo en la zona detallada en la figura 1 de este libro. Estas lenguas pertenecían a la familia na-dene caucásica, hablada en tiempos neolíticos en el Mediterráneo y Eurasia, que fue posteriormente sustituida por las llamadas lenguas euroasiaticas. La familia denecaucásica de lenguas hoy se encuentran distribuidas en América, Asia, Europa y con toda seguridad África.
3) La constatación de que el vasco se ha mantenido inalterado en un grado mayor que otras lenguas, ya que las relativamente escasas dominaciones que han sufrido los vascoparlantes no han logrado desvirtuar la lengua inicial hasta el grado de otros ejemplos (como el bereber por la abrumadora arabización).
4) La también premisa de que individuos que hablan vasco y español pueden estar más preparados para el trabajo presente de desciframiento de las lenguas mediterráneas muertas del grupo na-dene caucásico. La pronunciación de vocales en el español y en el vasco es muy similar; (…) Después de los trabajos de asignación de sonidos a la escritura ibérico-tartésica, al etrusco y al lineal B cretense, sería mucho más fácil para personas que hablan vasco y español localizar cognatos de una temática especial (religioso-funeraria) que para, por ejemplo, un inglés o francés. Estos últimos tienen una pronunciación de vocales que no se parece en nada a las del vasco y, por tanto, a la postulada lengua mediterránea primitiva, na-denecaucásica.
La lengua castellana, más ampliamente conocida como española, tiene para nosotros un sustrato vasco-ibérico sobre el que actuó el latín impuesto por Roma. No es tampoco nuestra intención hacer un estudio gramatical, por el momento. Las formas gramaticales concretas son a veces muy variables enter los dialectos aun de una misma lengua (ejemplo: GARA Y GERA significa en vasco “somos”. Las dos formas son utilizadas en una u otra manera según las zonas del País Vasco; ZU, usted, era hace poco tiempo plural, que hoy se considera ZUEK, ustedes). Existen otros ejemplos; la metodología gramatical no es más persistente entre lenguas o dialectos emparentados que las raices de ciertas palbras básicas de un mismo significado”.
“(…) Hasta hace bien poco (antes de que se unificase el vasco en el “batua”” hacia 1960), DEGU (“tenemos”) era guipuzkoano, DOGU era vizcaíno y DUGU navarro. Actualmente se dice DUGU. Éste es uno de los muchos ejemplos de la volatilidad de las vocales en vasco y otros muchos idiomas, que pueden variar de aldea a aldea (véanse los ejemplos de zapoteco y mixteco, en los valles de Oaxaca, con múltiples dialectos difícilmente inteligibles entre sí)”. “(…) El grupo de lenguas detalladas no es exhaustivo y se ampliará en próximos trabajos. Nosotros hemos propuesto el nombre de lenguas USKAS al grupo de lenguas mediterráneas que incluyen entre otras el vasco o euskera y las muertas siguientes: ibérico-tartésico, etrusco y lineal A. En la mayoría de estas lenguas la palabra uska/o parece utilizarse para nombrar a los que vienen “de los puros” (es decir “la propia gente”). “Uts-Ko”, en vasco, sería “de los puros”, “de los genuinos”.
“Caucásicos, turcos, mesopotámicos y vascos”.
Veamos algunos ejemplos de comparaciones lingüísticas:
La hipótesis de Arnaiz-Alonso para explicar el origen de estos pueblos es la de que las primitivas poblaciones mediterráneas tienen su origen en la cultura sahariana. Según ellos, esta cultura fue desplazándose hacia el Norte al emigrar sus habitantes a causa de la sequía, que convirtió un área fértil y poblada, con domesticación de animales bóvidos según muestran las pinturas rupestres, en el actual desierto del Sahara. Para fundamentar esta teoría han fusionado dos ciencias bien distintas: la genética y la lingüística. Ya en 1981, el equipo de Antonio Arnaiz afirmaba la existencia de genes procedentes de los pobladores antiguos del Norte de África en los vascos, en los españoles y en los sardos. Esta es una de las causas fundamentales que hace a los autores entrelazar la cultura sahariana y la vasca, dando por sentado que la primera origina la segunda, aunque también cabría la hipótesis que la emigración hubiese ocurrido a la inversa, es decir, de la península hacia África, como parece que comienza a ser demostrado.
Sobre este aspecto Rivero-meneses afirma: “¿Se han planteado ustedes alguna vez, señores antropólogos, como se las habrían arreglado para sobrevivir en la gélida Europa, pueblos llegados del centro y del sur de África que habían permanecido desnudos durante durante toda su historia, acostumbrados a desenvolverse en un clima tórrido? ¿No se les ocurre pensar que de haberse producido esa emigración africana con la que sueñan, se habría dirigido hacia las más templadas costas mediterráneas?Y sin embargo, ¡qué casualidad!, la Europa helada septentrional fue poblada muchísimo antes que la meridional más cálida. Lo que prueba nítidamente que los pobladores del continente euroasiático no procedían de una región cálida sino de una montañosa y fría…como lo es el tercio septentrional de la Península Hibérica del que aquellos “pioneros” que afrontaron el poblamiento del planeta eran originarios.
¿Cuándo se puebla la región del Sahara de una forma significativa?. Pues justa y paradójicamente cuando los fríos polares llegaron a su fin y la nutridísima población de la Península Hibérica inició el poblamiento masivo, primero del Magreb y más tarde de las montañas norteafricanas a los que los griegos, por “real decreto” impusieron un nombre como el de Atlas que jamás habían tenido. Y de ahí la existencia del impresionante yacimiento de grabados rupestres de Slugilla Lawish, en el Sahara Occidental, localizado por un ekipo de arkeologos de la UniVersidad de Girona. Un yacimiento que se extiende por una extensión de roca de cerca de 30 Kms y cuya antigüedad se estima precisamente en 10.000 años”. Diario Alerta, 17 de noviembre del 2002.
Sluguilla Lawash |
La cresta del simente también juega: En septiembre del 2005 National Geographic sacó un especial sobre África en el que nos hemos encontrado algunas sorpresas: En el centro de Nigería está el macizo de Aïr. En sus escarpadas cumbres habitan unas cabras en peligro de extinción que reciben el nombre de arruí; pues bien, arru en euskera significa “barranco”. También en peligro de extinción está un antílope de cuernos en espiral al que allí denominan adax; en euskera Adar significa “cuerno”. En los bosques lluviosos de Africa central (esto es la selva del Congo), en el area de los pigmeos mbuti se encuentra el bosque del Ituri, atravesado por el rio del mismo nombre; Iturri en euskera es “fuente”.
Pero sigamos con las traducciones realizadas por Arnaiz-Villena. Por ejemplo, en su último libro Caucásicos, turcos, mesopotámicos y vascos(2001), en el que presentan un estudio lingüístico y poblacional de sumerios, hititas y hurritas, afirman que las tres lenguas fueron idénticas o muy parecidas. Demuestran además, como su escritura cuneiforme y su transliteración permiten hacer unas traducciones correctas desde el euskera antiguo.
Los autores engloban estas lenguas dentro de la familia usko-mediterranea que a su vez es un subgrupo de las denecaucásicas. La familia usko-mediterránea comprende en su mayoría lenguas muertas excepto vasco, beréber y caucásicas y serían, al menos, el ibérico-tartésico, etrusco, minoico, púnico-cartaginés, hitita, egipcio, eblaico, ugarítico, sumerio, hurrita y elamita. Por su parte, la familia denecaucásica, estaría compuesta por idiomas vivos: vasco, cucásico (Checheno, ingusetio), beréber, burusho (norte de Pakistán, cerca del macizo Karakorum), Ket (orillas siberianas del río Yenesei), chino-tibetano, atabasco (Canadá) y navajo-apache (Estados Unidos). Además las pruebas genéticas reflejan que todos estos pueblos (uskos) están emparentados y conformarían el sustrato mediterráneo más antiguo.
La paradoja es que el pueblo griego es el único que no está emparentado y que, al contrario de lo que nos dicen los libros de historia, fue el que más tarde se asentó en la zona (después del 2000 a/C). Y es que, como dicen los autores: “La invención del mito de Grecia –toda la cultura viene de Grecia- en el siglo XIX por Alemania, Inglaterra y otras potencias occidentales no mediterráneas, ha ocultado el antiguo patrimonio circum-mediterráneo en el que hubo durante milenios un flujo genético y lingüístico entre los pueblos ribereños y de Oriente Medio, incluido el Cáucaso”.
El desciframiento de las lenguas usko-mediterráneas a través de estelas funerarias ha llevado a su vez al conocimiento (como hemos visto anteriormente) de que todos estos pueblos tenían un lenguaje religioso-funerario similar, es decir, compartían creencias y se podría afirmar que existía una religión neolítica común. Esta tesis toma fuerza cuando se traducen sus escritos desde el euskera y se puede comprobar que todos hablan más o menos de lo mismo. Son, al contrario de las traducciones hechas hasta ahora, textos funerarios con un nexo en cuanto a contenido y en cuanto a vocablos que se repiten hasta la saciedad: respeto a su diosa (AMA), a la puerta (ATAN), a la puerta de la oscuridad (ATAN-AS), a los restos del cadáver (SATS), a las llamas (KAR) y a sus pecados contra la madre (AMA-NATA). La “Diosa Neolítica” queda reflejada pues en estas traducciones, lo que las dota de un significado que encaja con la cultura primitiva de todos aquellos pueblos:
“El difunto solicita buena acogida en el lugar de la ribera donde suelen reunirse los hermanos ya fallecidos para presenciar el veredicto de la Señora, la divinidad que a veces recibe el título de madre, señora de los barrancos o de las tumbas, etc.”
“Es conveniente ahora que nos ocupemos de la gran protagonista del laberinto, de los barrancos del río de fuego o del Tártaro, analizando la evolución de sus nombres a través de los siglos. Nuestro punto de partida sería el más primitivo de los conocimientos de esta divinidad neolítica, que sabemos era la señora de la oscuridad, que es tanto como de los difuntos; pero igualmente de la fecundidad, generadora de las cosechas” “En los mismos idiomas de posible origen sahariano: tartesso, ibérico, vascuence, etrusco, minoico, etc., la palabra ATE significa PUERTA, y resulta ser la más emblemática de la escatología infernal. Esta “puerta”, valga la redundancia, también puede conducirnos hasta el final del jeroglífico de las creencias neolíticas. Su declinación ATEAN (vasco)= EN LA PUERTA aparece en todas las tablas mencionadas con distintas grafías: ATIN (ibero), ATAN (etrusco), UTAN (osco), ATANO (Minoico) y aunque a veces aparezca como una “H” que no se pronuncia o se sustituya la “N” por “M”, su identidad no varía.
Curiosamente también, la encontramos en el dialecto beréber, como es natural en textos funerarios de monumentos como el Daugga (Túnez), y se puede rastrear su vieja raíz en los textos religiosos de Sumer y Egipto. La PUERTA, como hemos repetido en varias ocasiones y el lector ha podido comprobar en las distintas epigrafías, es casi un sinónimo de sepultura, aunque, matizando su sentido religioso, es claramente el de un PASO de la vida terrena al más allá subterráneo” El origen de los vascos y otros pueblos mediterráneos.
Como es lógico no podemos explicar en unas pocas páginas lo que a los autores les lleva cuatro libros. Por este motivo remitimos al lector a los mismos si es que quiere profundizar en este sorprendente y exhaustivo trabajo. Como ejemplo nosotros recogemos algunos extractos del capítulo referente al archiconocido “Libro de los muertos”egipcio.
Extractos de “El vasco en los jeroglíficos egipcios”.
Antonio Arnaiz Villena y Jorge Alonso García.
Iniciada la traducción de un fragmento del capítulo 30 B del “Libro de los muertos”, en lugar de leer las enrevesadas letanías de dioses con varios nombres dispares cada uno, seres sobrenaturales y frases irreales, brotaba de aquellas líneas una copia de vocablos semejantes a los encontrados en la literatura funeraria ibérica, etrusca o líbico-bereber.
La Diosa-Madre, con sus denominaciones de “AMA” (vasco=”madre”) o “EMA” (vasco=”hembra prolífica”) o “señora” (vasco=”JAUN” o “IUN”), surgía de los extraños signos con la misma claridad que lo había hecho en los textos de otros países mediterráneos. El léxico religioso se correspondía punto por punto con el empleado en la Península Ibérica, Etruria, el norte de África, etc. Y los exóticos nombres que los actuales escribas habían traducido resultaban términos unidos, deformación de las transliteraciones, voces del idioma vernáculo mal interpretadas. Con el uso del idioma euskera, de pronto, la bruma mitológica que envolvía el sentido de aquellos caracteres, sin el menor parecido con la realidad, se desvanecía como la niebla perforada por los rayos del sol. (…)
Una vez más, también nos encontramos con una morfología y una sintaxis poco desarrolladas, esquemáticas y muy alejadas de todas la metáforas brillantes, sin duda solo producto de la fantasía de los primeros egiptólogos. En aquellos papiros no se hablaba en absoluto de cómo “respirar el aire o dominar el agua del mundo subterráneo”, de cómo “tocarse en una golondrina” o “de navegar hacia el Este en el mundo subterráneo”.
El tratamiento recibido por los temas religiosos es mucho menos imaginativo y más reiterativo, pero a todas luces mucho más serio, sin apenas alardes de fantasía En la mayor parte de los casos, bastante lacónico, aconsejando, como en un manual, el empleo de este sitio o aquella colina a la misma llegada del cadáver, o simplemente solicitando con humildad los familiares del difunto tal o cual sepultura para su deudo.
En estas descripciones se menciona a menudo el papel que desempeñan las “hermandades” de los creyentes, que se dibujan como eficaces organizadores de los grandes cementerios, con calles de tumbas, casas de recepción de “despojos”, fogones para las distintas clases de incineración. Son muy frecuentes las alusiones al “río de fuego” del mas allá, a los “vados resbaladizos que rodean esta corriente de aguas hirvientes”, a la “acogida de la madre de los difuntos”.
En síntesis, el argumento principal de estos escritos jeroglíficos es el de unos textos obituarios, que no se diferencian gran cosa del resto de los conservados de los países ribereños mediterráneos traducidos. Del “Libro de los Muertos” nos hemos permitido leer la casi totalidad de los papiros que forman parte de la colección, si bien al lector por cuestión de espacio le ofrecemos la interpretación, desde el euskera, de un solo capítulo.
Como es natural, y ante la insalvable divergencia de nuestra versión y la ofrecida por los expertos, en este caso por el señor E.A. Wallis Budge, hemos comparado nuestro léxico de origen usko-mediterraneo con las consideradas en uso por la ciencia egiptóloga. Y en efecto si que coinciden las “transliteraciones”, o sea el producto fonético de los caracteres, pero nunca el significado de las palabras. Así, algunas voces que tienen para nosotros un valor incontestable por haber sido halladas docenas de documentos distintos, se traducen en las gramáticas clásicas de manera caprichosa, en ocasiones incluso con sentidos diferentes según el autor, o consignadas en diccionarios distintos. Durante más de un siglo, por razones que hemos expuesto en los capítulos precedentes, se han ido elaborando extraños vocabularios, reglas gramaticales, y muy en especial “determinantes”, a nuestro juicio enteramente arbitrarios, que han creado una disciplina apócrifa, absurda e incongruente. La validez de un principio se sustenta con argumentos revisables desde el principio al fin. Y la comprobación que legitima nuestras hipótesis es: 1) las premisas filológicas, de que el egipcio faraónico contenía elementos comunes con los idiomas no solo líbicos, sino de otros países mediterráneos vecinos; 2) la religión de los habitantes del Nilo era asimismo heredera de la religión de la Diosa-Madre; 3) la base genética compartida con las gentes del gran valle con sus vecinos bereberes y con sudaneses. En conjunto, se constata una estrecha identidad religiosa, lingüística y genética, desvirtuada por varias influencias, pero muy especialmente por las traducciones a nuestro juicio fabulosas.
(…)Todas las denominaciones de la “Puerta”, o lo que representa esa religión, aparecen en todos los papiros, inscripciones de tumbas y relieves de las pirámides. Los traductores modernos explican que “MAAT” es el nombre de una localidad, cuando se trata de dos palabras, “AMA-ATA”, unidas por la peculiar ortografía de los pueblos usko-mediterraneos que provocan una unión suprimiendo una vocal. “AMA” (vasco)=”madre” es el nombre cariñoso con que se suele conocer a la divinidad que mora en ultratumba.; ATA es en vasco la “Puerta”, símbolo de entrada al mundo subterráneo que a veces se pinta en las tumbas y nombradía de la religión. Coincidencias éstas que no serían una demostración concluyente si no se multiplicaran hasta alcanzar una totalidad del cien por cien. “ANA” es para la egiptología el “dios de la mano espaciosa”, cuando bien sabemos que en euskera es “hermandad” y en la terminología funeraria las “cofradías” de difuntos. A veces ensamblan dos términos, como en el caso de “AMASU”, que consideran al “dios de Panápolis”, pero que situado en su justo lugar son las palabras “AMA-SU”, en euskera el “fuego de la madre”. “UR”, en euskera “agua”, es un vocablo reiteradamente utilizado por los escribas para referirse no solo a las “aguas” que corrían en la superficie de la tierra, sino también en el mundo de ultratumba. “UR” para los técnicos en papiros es un epíteto de “poderoso”, dado a “RA”, con un cortejo de derivados como “UR-AMA”, el título de Sumo Sacerdote de Heliópolis, o “UR-MAATBE”, “el poderoso de los ojos”, nombre de un dios del Panteón tebano; sin embargo, no resulta muy difícil ofrecer su equivalencia: “UR-AMA” (vasco)=”las aguas de la madre” y “UR-AMA-ATE-BE” (vasco)=”las aguas de la Madre de la Puerta abajo”. Dentro del “Libro de los Muertos” tenemos una serie de seres míticos o sobrenaturales, a los que los egiptólogos no consiguen siquiera asignarles un papel en el Panteón de las divinidades.
Ciertos diccionarios tampoco los mencionan o expresan su imposibilidad para señalar sus señas de identidad. Como el número de estos supuestos seres y dioses sube al millar, tomaremos sólo unas cuantas muestras representativas. “AARRU” dicen que era una región donde se situaba el “cielo del faraón”; en otras ocasiones se identificaba con el paraíso. “ARRU” (vasco)=”barranco” es voz usada por los escribas para designar una parte del “cementerio”. “ABBA”, en “El Libro de los Muertos”, es un “dios no identificado”. “ABA” (vasco)=”hendidura”, lo que es tanto como decir un sinónimo de “sepultura”, aunque posee otras opciones. “ABAIT” se interpreta por los estudiosos de papiros como “una amantis religiosa”: es la expresión “ABA-ITA” (vasco)=”segado en la sepultura”. Otros nombres de “tumba” en los escritos faraónicos es “ABU” (vasco)=”boca”, que los egiptólogos interpretan como “elefantina”, y que si va seguida de “UR” (vasco)=”agua”, deducen que es un ser “divino de la recensión tebana de El”. “ABA-UR” tiene el significado de “boca de las aguas”. “AMENTET”, el “oeste o submundo en la cosmogonía egipcia” o simplemente “AMAN”, “uno de los nombres de Apep”, es una alusión muy frecuente de la religión neolítica. “AMAN-TITA”, es decir el “pecador de la madre”, se refiere probablemente a los fieles que habiendo cometido faltas o pecados esperan, sin embargo, el “perdón de la señora”. “ATEBU” se estima por los egiptólogos que es una corona envolviendo el disco solar, los cuernos sagrados y las plumas de Osiris; pero “ATEBU”, en euskera “ATE-BOO”, es la expresión “dormir en la puerta”, que se emplea para los difuntos que duermen “el sueño de la muerte”. “SATIDEMUI”, que denominan los egiptólogos la “serpiente de los dos cuchillos”, es en vascuence “SATS-DAMU-UI” (SATS= “restos humanos”; DAMU=”arrepentido”; UI=”nicho”); quiere decir en el lenguaje funerario “los restos arrepentidos en el nicho”. “ATI” en los textos faraónicos la traducen como “noveno nomo del bajo Egipto”, cuando su correcta interpretación en el lenguaje religioso-funerario es el de “ADI” (vasco)=”adiós”, una ceremonia de despedida del cadáver antes de ser sepultado. “SUKATI”, teniendo por un “dios del submundo”, es la frase “SUKA-ADI”, una despedida antes de la cremación de los despojos humanos. “SUKA-ADI” desde el euskera sería interpretado como el “adiós del fuego”.
(…) Cuando el cien por cien de las palabras que se registran en inscripciones y textos faraónicos son idénticas o semejantes a las del euskera y de los idiomas mediterráneos, es casi imposible hacer concesiones gratuitas al azar, la aculturización u otras explicaciones. La estadística es una ciencia muy digna de tenerse en cuenta, y cuando las 500-600 palabras que hemos encontrado en la lectura de casi una veintena de textos se comparan con las del resto del vocabulario usko-mediterraneo, tal porcentaje de parentesco no es posible considerarlo un hecho casual”. Egipcios, bereberes, guanches y vascos.
Curioso es que en quechua, la palabra padre se diga TAITA, cuando en euskera se dice AITA. ¿Una casualidad?, podría ser, pero la cuestión es que éste no es un ejemplo aislado; así en turco, padre es ATA. En Dakota (lengua de los Sioux) se dice ATE. En nahuatl TATA, igual que en maltés, rumano, sinalés, fidjiano o talago. En esta familia de parentescos podemos añadir al inglés, DADY o DAD, o en galés TAD.
ARGI significa luz en euskera, mientras en sánscrito ARQ es brillante. Igual significado tiene la palabra griega ARGES.
En finlandés, TUNTURI es monte bajo y redondeado; en euskera, esa misma palabra expresa la idea de cumbre, cima o chichón, refiriéndose a una prominencia redondeada.
GAROA en vascuence es rocío, igual palabra en quechua significa llovizna.
La raíz IST en euskera expresa algo que desprende rayos de luz, la encontramos en tximISTu, que es rayo, electricidad. En inglés y en otras lenguas de origen germano, hallamos las palabras STARN, STERN, etc. … STAR podría traducirse perfectamente en euskera como hace o despide rayos de luz, o lugar u origen de los rayos de luz o STERN, que despide rayos de luz. Igual significado tiene la palabra ISTHAR, STELLA, ESTRELLA, STELLE, etc. …tienen su nacimiento en el arcaico término IST, todavía conservado en euskera.
SU, es fuego, mas su expresión antigua se refería al sol. SUN en inglés es sol. SURA o SURYA en sánscrito tiene igual origen, significando Propiedad del sol creador.
Alman
El texto completo se encuentra en http://www.tartessos.info/meneses/aborigen00.htm
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