EL ASESINATO DE KENNEDY III- LA MAFIA


EL ASESINATO DE KENNEDY III- LA MAFIA

Johnny Roselli

El  8 de octubre 1976,  fue enviada una solicitud de Condado  Dade al Departamento de Seguridad de la CIA con vista a solicitar apoyo para el esclarecimiento del ciudadano  Johnny Roselli. El documento fue elaborado por Curtis R. Ríos, a nombre de la Oficina del Sheriff del Condado de Dade.
Según dicho documento, en el que parecen referencias a las indagatorias sobre varios contrarrevolucionarios cubanos residentes en La Florida, entre los que se encontraban Rolando Masferrer, Luciano Nieves Mestre, José de la Torriente, José Quintana, Joaquín Antonio Cortizo, Manuel Artime, entre otros, los que podían haber estado involucrados en el asesinato de Roselli o, al menos, tener vínculos de actividades con el mismo.
Varios antecedentes relacionados con Roselli lo vincularon con la Cosa Nostra, el FBI, la CIA, el asesinato del presidente John F. Kennedy y, directamente, a un grupo de la CIA denominado Operación 40,  un grupo especial creado por la Agencia Central de Inteligencia como complemento de la Brigada 2506, con funciones operativas independientes a la misma, con las siguientes misiones específicas:

1) La infiltración de saboteadores dentro de Cuba, previo a la invasión de Playa Girón, para organizar grupos de apoyo a los invasores.

2) Durante el desarrollo de la invasión, los miembros de Operación 40 penetrarían la retaguardia de las fuerzas revolucionarias con misiones de asesinatos de dirigentes, búsqueda de inteligencia, así como otras misiones de sabotaje.

3) De existir un resultado positivo en la acción mercenaria, los 53 hombres de la Operación 40 se ocuparían de realizar la "limpieza general", de todas las personas comprometidas con la Revolución Cubana.

En un Memorándum a Richard Goodwin, firmado por Arthur Schlesinger, Jr., y emitido el 9 de junio 1961, con denominativo SSCIA 157-1002-10057 MRD, la CIA reconoció que el grupo Operación 40 debió dedicarse a "matar comunistas", para lo cual fue preparado en los métodos interrogatorio de tercer grado, tortura y terrorismo en general.


Los jefes de la CIA a cargo de este grupo eran David Atlee Philips, Howard Hunt y David Sánchez Morales,  así como el jefe directo del mismo, Joaquín Sanjenis. Los más renombrados miembros de este operativo CIA fueron Luis Posada Carriles, Orlando Bosch Ávila, Félix Rodríguez Mendigutía, los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll, José Dionisio Suárez Esquivel, José Basulto León, Pedro Luis Díaz Lanz, Gaspar Jiménez Escobedo, José Miguel Battle, Antonio Veciana Blanch, Ricardo Morales Navarrete, Rafael Quintero Ibarbia, Eugenio Rolando Martínez, Frank Sturgis (Frank Fiorini), Eugenio Rolando Martínez, Porter Gross, Herminio Díaz, Eduardo Arocena Pérez, Rolando Masferrer Rojas, Bernard Barker, Pedro Remón Rodríguez, Barry Seal, Antonio Cuesta del Valle, Manuel Artime Buesa, Jorge Mas Canosa, Alberto Blanco Romariz, Virgilio Paz Romero, Alvin Ross Díaz,  Andrés Nazario Sargent, entre otros. Por supuesto, no faltó en la lista John Roselli, conocido por todos por el mote de "Handsone Johnny", quien había fungido como enlace de la CIA con la mafia de Santos Trafficante.



Santos Trafficante



LAS CULPAS DE ROSELLI


Documento sobre el prontuario criminal de Roselli



Tal vez su culpa principal, la que lo condujo a convertirse en un  cadáver descuartizado y descompuesto metido dentro de un tonel metálico que fue encontrado flotando  el 9 de agosto de 1976, en las aguas de la Bahía de Biscayne, cerca de Miami, fue hablar más de la cuenta, según el criterio de sus jefes de la CIA, ante  un Comité del Congreso encargado de investigar el  asesinato del presidente Kennedy y los planes magnicidas contra  Fidel Castro.
De nada le sirvió para encontrar una muerte tan horrenda haberse cambiado su nombre originario, Filippo Sacco, y sus orígenes en Esperia, en Frosinone, Italia, para morir a manos de sus propios empleadores. Tampoco le valió de mucho su ascenso lento y difícil en el bajo mundo de la Cosa Nostra, iniciándose como gánster de poca monta en  Los Ángeles, bajo las órdenes de  Jack Dragna,  hasta convertirse en  representante de la Cosa Nostra de Chicago y de Los Ángeles, en 1954, nada menos que en la floreciente ciudad de Las Vegas. Tampoco le fueron de utilidad sus actividades como productor de películas de gánsteres en Hollywood, para evitar la muerte horrenda que le tocó.
Su destinó lo marcó el triunfo de la Revolución Cubana el primero de enero de 1959, la que dio al traste con el juego mafioso,  y el haberse involucrado en los planes de Sam Giancana, capo mafioso de Chicago, y de Santo Trafficante, jefe de la mafia de Tampa, quienes lo emplearon como enlace con la CIA para asesinar al dirigente cubano, Fidel Castro.

Robert Maheu en el centro

La CIA contactó a Roselli a través del ex-agente del FBI, Robert Maheu, en 1960. Esta orientación vino directamente de Richard Helms, recién estrenado subdirector de la CIA, a cargo de Acciones subversivas. Luego de los contactos entre Maheu y los dos capos jefes de Roselli, comenzó la confabulación para asesinar a Fidel. Primero intentaron hacerlo con píldoras de veneno suministradas a Roselli por la CIA, con el fin de introducirlas en los alimentos de su importante objetivo.
Un año después, en 1961, Roselli se dedicó a entrenar a varios tiradores en una base secreta de la CIA en Cay Sal Bank, con vistas a asesinar a Fidel. Ya Roselli estaba involucrado en la Operación 40, como uno de sus principales operativos en su estación de Miami, JMWAVE.
Nuevos planes y fracasos de la CIA en sus planes magnicidas contra Fidel lo vincularían a los principales jefes y operativos de la CIA como William King Harvey, David Atlee Philips, Howard Hunt y David Sánchez Morales.


La CIA, a través de William Harvey, jefe de su fuerza tarea, pidió al coronel Edwards que contactara a John Roselli, propiciándose una entrevista entre ambos en Miami, en la que Harvey le orientó contactar a los contrarrevolucionarios cubanos asentados en esa ciudad. Corría el año 1962 y, en esta ocasión, Harvey le solicitó mantener al margen a sus jefes de la Cosa Nostra, así como al impredecible Maheu. Luego tuvieron tres reuniones más en las que planearon diversos planes de atentados contra Fidel Castro, usando principalmente a Tony Varona, en los que se incluía el uso de veneno y de distintos tipos de armamento. Roselli fue el receptor de los artilugios letales.

Más adelante se conocería el premio a la incondicionalidad de Roselli por parte de  la CIA en cerca de tres oportunidades,  en los años 1966, 1967 y 1971.  El  Informe del Comité Church puso sobre el tapete que la Agencia evitó que éste fuera procesado por sus actividades gansteriles. Este destape propiciado por el Comité Church propició otras investigaciones del Comité Especial de la Cámara de Representantes sobre el asesinato del presidente Kennedy, que pusieron al desnudo los vínculos de la CIA con la mafia terrorista de Miami y la Cosa Nostra. Sin embargo, todo quedó allí. Un oscuro manto de tolerancia, confabulación y sucio compromiso acalló la verdad, hasta que el prontuario criminal de Roselli fuera sacado a la luz en 1971 por  Jack Anderson, un reportero del Washington Post, quien abrió las puertas para que la propia CIA se hiciera el harakiri en el año 2007, al desclasificar importantes documentos vinculados a estos sucesos.

No obstante, la CIA, particularmente  William Harvey, vio en Roselli un operativo de experiencia para introducirlo en la conspiración que, con el FBI, la Cosa Nostra y otras élites ultra conservadoras norteamericanas, estaba dirigida a la eliminación física del presidente Kennedy. Varios elementos prueban esta aseveración:



-       Roselli se reunió con Jack Ruby en el otoño de 1963.

-       Hay quienes le vincularon, junto a Charles "Chuckie" Nicoletti, otro mafioso vinculado a la CIA y posteriormente asesinado, como dos de los gatilleros que atentaron contra Kennedy.  Así lo afirmó otro miembro de la CIA nombrado James Files.

-       Un mafioso que compartió celda con Roselli, el capo de New York, Bill Bonanno, afirmó en su autobiografía que le confesó haber disparado un tiro desde un alcantarillado localizado en Elm Street, en Dallas.

-       Un ex piloto de la CIA, "Tosh" Plumlee,  afirmó que condujo a Roselli desde Tampa a Dallas, en la mañana del fatídico 22 de noviembre de 1963.

-       Roselli fue usado para vender la falsa versión de que el asesinato de Kennedy había sido planeado por Cuba.

Los turbios negocios en Las Vegas lo llevaron a juicio en 1968, en el cual se le condenó por delitos migratorios, al carecer de la ciudadanía norteamericana, por lo que se ordenó su deportación a Italia por el Servicio de Inmigración y Naturalización. La CIA usó todas sus influencias e Italia se negó a aceptarlo.



LA SENTENCIA DE LA CIA

Memorandum sobre Roselli




Sin poder escurrirse, Roselli se vio obligado a testificar ante el Comité del Senado estadounidense en Actividades de Inteligencia (SSCIA), presidido por el senador Frank Church, en los días  24 de junio y 22 de septiembre de 1975. Elocuente y sin medir los riesgos que contraía,  Roselli develó los planes de la CIA para asesinar a Fidel Castro y  el contenido de la secretísima Operación Mangosta


Sam Giancana


Ignoraba el pobre hablador que su jefe, Sam Giancana había sido asesinado apenas 48 horas antes.
Desvalido y asustado, Roselli sabía que había llegado su hora y que la CIA nunca perdonaba. Se refugió entonces en Miami hasta que recibió una nueva citación para testificar el día 26 de abril de 1976, esta vez en relación con la conspiración por asesinato del presidente Kennedy. Acudió al citatorio y, tal vez creyéndose protegido, habló por los codos. Fue llamado tres meses después, pero no apareció. Era el 28 de julio de 1976 y ni la SSCIA ni el FBI pudieron encontrarlo.
Roselli, en realidad, ya estaba muerto y descuartizado. Su cadáver flotaba dentro de un tonel, putrefacto, en las aguas de la Bahía de Biscayne.


EL SILENCIO FORZOSO DE LOS IMPLICADOS EN LA MUERTE DE KENNEDY

La CIA, el FBI, la Cosa Nostra y la ultraderecha norteamericana trató a toda costa de borrar todas las trazas que pusieran sacar a la luz, aunque ello implicara el asesinato o la muerte sospechosa de decenas de personas. El objetivo fue obstaculizar cualquier acercamiento a la verdad y todavía, aún, se mantiene un oscuro silencio y un anuncio tácito de peligro para el que intente desentrañar lo sucedido. Los peones fueron cayendo, uno tras otro, sobre el sórdido tablero de ajedrez.
John Roselli no fue la única víctima. Algunas de las muertes de personas relacionadas con el caso evidenciaron esa aún latente amenaza.
En mayo de 1964 fue asesinado Gary Underhill, un agente de la CIA, quien dijo conocer la participación de la CIA en el asesinato de Kennedy, aunque su deceso fue visto como un suicidio. Otra persona, un ex agente del FBI nombrado Guy Bannister, sufrió un sospechoso ataque al corazón en junio de 1964. Asimismo, Mary Meyer, una amante de JFK cuyo ex esposo,  Cord Meyer, pertenecía a la CIA, fue asesinada en octubre de 1964 en un parque de Washington, DC.
Igualmente, David Ferrie, un miembro de la Operación 40,  murió de dudosa embolia cerebral en febrero de 1967. También su amigo, Eladio del Valle, recibió un disparo a corta distancia el día después de la muerte de Ferrie.  Otro agente de la CIA, Clay Shaw, murió de un inesperado cáncer en febrero de 1974.
Otro de los involucrados en los planes de asesinato contra Kennedy y Fidel Castro, el capo mafioso Sam Giancana, fue asesinado en el sótano de su casa, amparado supuestamente en el Programa de Protección a Testigos Federales,  en junio de 1975. No podía desnudar a la CIA ante el Comité de Inteligencia del Senado.
Otro enlace entre la CIA y la Cosa Nostra, al igual que Roselli,  Charles Nicoletti, también fue asesinado en  Chicago en marzo de 1077.
El tufo de la sospecha también cuestionó el aparente suicidio del ex presidente cubano Carlos Prío Socarrás, en abril de 1977.
Todos estos decesos dudosos y muchos no mencionados en esta lista, se suman a las muertes de Lee Harvey Oswald y de Jack Ruby, quienes sí estuvieron en el lugar adecuado y en la hora precisa en que se asesinó a Kennedy, aquel 22 de noviembre de 1963 en la Plaza Dealey, en Dallas, Texas. Otros, al menos pusieron su granito de arena para el éxito del magnicidio y de la macabra conspiración.
Todos, como Roselli, fueron  piezas descartables para la CIA. De esta forma se cerró, ante los ojos del mundo, otro capítulo siniestro hasta ahora imposible de develar.



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JUDITH CAMPBELL-KENNEDY-SAM GIANCANA Y FRANK SINATRA 





Judith Campbell: la amante de Kennedy que pudo tener la clave de su asesinato


Entre todas las mujeres el presidente Kennedy, hay una que destaca sobre las demás. No es la más conocida y nada indica que fuera su 'preferida', pero el largo affaire que mantuvo con Judith Campbell no tenía sólo implicaciones sentimentales. Esta "explosiva morena", como la describían las crónicas de la época, compartió cama con los dos hombres más poderosos del país en aquél momento: el presidente de EEUU y el jefe de la Mafia, "Godfather of the Godfathers", Sam Giancana. Al mismo tiempo. El papel que jugó en las relaciones de Kennedy con el sindicato del crimen fue fundamental tanto para su acceso a la Casa Blanca, como para lo que ocurrió después. Campbell estuvo en el centro de todas las intrigas, testigo de la corrupción del poder político en unos años clave.

Fue Frank Sinatra quien presentó a Campbell y Kennedy, cuando ella tenía 26 años y mantenía una relación con la mayor estrella de EEUU. Era una joven divorciada de aspecto imponente. Corría 1960, y JFK era aún un senador que luchaba por ganar la nominación demócrata en la Convención de Los Ángeles. Ese mes de febrero iniciaron un romance que duraría años, y en el que Campbell sería mucho más que su amante.

Paralelamente, Sinatra también le presenta a la joven a Sam Giancana, que en ese momento era el jefe de la Mafia en Chicago, así como al resto del entorno de la Cosa Nostra en el que se movía el cantante. Campbell conoce esa misma noche en el hotel Fontaine-bleu de Miami a Joe Fischetti (primo de Al Capone) otro personaje fundamental. La joven inicia una relación también con Giancana y empieza a moverse en su círculo mafioso, en el que cobraba especial relevancia Johnny Roselli, que trabajó para la CIA en el intento de asesinato de Fidel Castro y acabó involucrado en el muerte de Kennedy.


Rocco & Joe Fischetti & Sinatra



El testimonio de Judith

Hay tres versiones en la historia de Judith Campbell. La primera, la que ella misma relató ante el Senado en 1975, cuando fue llamada a declarar como "amiga íntima" de Kennedy. Le desvinculó de toda relación con la Mafia y se ciñó a su papel de amante del presidente, nada más: "No había ninguna travesura conspirativa", dijo ante la cámara, escondida tras sus gafas oscuras.

En 1977 publicó My Story , una autobiografía escrita por el periodista Ovid Demaris en la que, si bien mencionaba a Kennedy y a Giancana, no aludió a ningún tipo de actividad delictiva entre ellos. Los defensores del presidente trataron de echar por tierra su testimonio, pero las descripciones, números de teléfono y detalles que brindó Campbell –o Exner, el nombre que posteriormente tomó de su marido– demostraban que había existido una relación estrecha con el presidente. Pero no dejaba de tratarse del relato de los amoríos de una joven con dos hombres relevantes. Años después, confesó que mentía.


"Mentí por miedo", contaría años después a la revista People. Tenía 54 años, creía estar a punto de morir de cáncer y abrió la caja de los truenos con una entrevista que sacó a la luz "el lado oscuro de Camelot" como se conoció al período presidencial de Kennedy.





"Durante los últimos 25 años he estado aterrorizada de decir la verdad acerca de mi relación con Kennedy", confesaría. Y no le faltaban razones: "He tenido que esforzarme en esconder la verdad que hoy revelo, lo cual es probablemente la única razón por la que estoy viva hoy. Con la excepción de Sinatra, todas las figuras clave involucradas en mi historia han sido asesinadas", recordó.

Judith Campbell aseguró que durante aproximadamente dieciocho meses fue el enlace de Kennedy con la Mafia. Ella fue quien presentó a Giancana al presidente, y actuó como mensajera entre ambos, llevando sobres de dinero, transmitiendo mensajes y organizando reuniones. "Yo era la elección perfecta porque podía ir y venir sin previo aviso, y si alguien se percataba, no lo hubiera creído", señaló. Viajó por todo el país conectando a dos hombres poderosos con los que compartía también lecho, y fue testigo de la influencia que tuvo la Mafia en la llegada a la Casa Blanca de Kennedy.

Campbell asistió a reuniones en las que el presidente 'arregló' con Giancana su apoyo para las primarias de estados como Virginia Occidental, a través de la compra de funcionarios electorales. Varias escuchas telefónicas del FBI demostraron más tarde que se habían producido grandes donaciones de la Cosa Nostra a la campaña del demócrata, al parecer directamente desde el bolsillo de Frank Sinatra. Y Judith no sólo lo sabía todo, sino que participó activamente en el fraude.

Cuando Kennedy llegó al despacho oval tuvo poco tiempo para dedicar a su relación con Campbell, que continuaba relacionándose en el entorno mafioso de Giancana. No fue hasta después del fracaso del desembarco en Bahía de Cochinos cuando volvió a requerir de su ayuda. Le pidió que volara a Las Vegas para recoger un sobre de Roselli y se lo entregase a Giancana en Chicago, donde el presidente se reuniría con él. Judith detalla los pormenores del encuentro en el hotel Ambassador, que escuchó desde el cuarto de baño, sentada en la bañera.




Continuó con su papel de mensajera hasta 1962, llegando a visitar la Casa Blanca en al menos veinte ocasiones. Entonces, la relación se rompió. La joven se sintió humillada por Kennedy, que trató de involucrarla en un ménage a trois. Además, la operación de acoso del FBI de J. Edgar Hoover contra la Mafia llegó hasta Campbell, que comenzó a ser vigilada y espiada. Paralelamente, el propio Hoover advirtió a Kennedy que si continuaba adelante en su relación con Judith, su imagen se vería seriamente dañada, ya que su vinculación sindicato del crimen era un secreto a voces. Otros testimonios apuntan a que un posible embarazo de Campbell precipitó el fin del romance, pero ella sostiene que la relación "simplemente acabó".

"Tenía 26 años y no tenía ningún gran propósito en mi vida. Tal vez por eso me involucré tanto en mi papel como mensajera, y lo hice con tanto gusto. Supongo que sentí que estaba haciendo algo importante", reflexionó en People. "Finalmente me di cuenta de que, probablemente, estaba ayudando a Jack a orquestar el intento de asesinato de Fidel Castro con la ayuda de la Mafia", asegura.

Hasta su fallecimiento en 1999, Campbell fue la única persona viva que había conocido a los tres personajes fundamentales de la historia: Roselli, Giancana y Kennedy. Los tres murieron asesinados. Al jefe de la mafia en Chicago le cosieron la boca a balazos antes de que pudiera declarar en el Comité que investigaba la muerte del presidente; y Roselli apareció muerto un año después en un bidón de gasolina, en mitad de las aguas de Miami.


Cuando se decidió a hablar, muchos le reprocharon Campbell los veinte años de silencio y sus mentiras ante el Senado. Cundía la sensación de que su historia podría haber contribuido a probar que el asesinato de Kennedy fue una conspiración orquestada por la Mafia, una de las teorías más extendidas. Judith también creyó a pies juntillas esta hipótesis. Tanto, que murió convencida que si se hubiera lanzado a contar lo que sabía nada la habría salvado de acabar como Roselli o Giancana.

https://www.libertaddigital.com/internacional/estados-unidos/2013-11-23/judith-campbell-la-amante-de-kennedy-que-pudo-tener-la-clave-de-su-asesinato-1276504863/





Dentro de la poderosa amistad de John F. Kennedy y Frank Sinatra



Uno se dirigía a la Casa Blanca. El otro era el rey de Hollywood. Fue un partido hecho en el cielo.

A principios de febrero de 1960, el senador de Massachusetts y el candidato presidencial John F. Kennedy se registraron en el Sands Hotel and Casino en Las Vegas para ver una de las actuaciones legendarias de Frank Sinatra y el Rat Pack . En medio del espectáculo, Sinatra se adelantó para señalar a Kennedy, sentado al lado del escenario y lo presentó como el "próximo presidente de los Estados Unidos".




Marcó una intersección pública de la política y el entretenimiento que era raro para la época y destacó un vínculo entre las dos luminarias que alcanzó su punto máximo durante una temporada de campaña salvaje.

El cantante y el candidato ya habían sido amigos durante algunos años. No está claro cuándo se conocieron por primera vez, pero compartieron una conexión a través del matrimonio de la hermana de JFK, Pat, con el actor y Rat Packer Peter Lawford, y para fines de la década de 1950 conocían bien.





Frank Sinatra y John F. Kennedy en el baile inaugural de Kennedy en el Hotel Mayflower en Washington DC, en enero de 1961

Foto: Archivo GAB / Redferns


Sinatra usó su poder estelar para ayudar a JFK a ganar votos

El emparejamiento Sinatra-Kennedy fue, en parte, una alianza de intereses compartidos. Dada la influencia del primero como artista discográfico de mayor venta y estrella de cine de primer nivel, la campaña pensó que era la persona perfecta para reclutar a otros artistas de alto perfil para difundir y abrir sus bolsillos en apoyo del político en ascenso. Además, el patriarca de Kennedy, Joseph , según los informes, quería que Sinatra usara sus lazos con el crimen organizado para influir en el voto sindical, colgando una posible posición administrativa como motivación.


Frank Sinatra. La foto de Westchester. Se representa a Sinatra, entre otros, Carlo Gambino, Paul Castellano y Jimmy "The Weasel" Fratianno. Gambino era, por supuesto, "el jefe de los jefes" y el jefe de la familia del crimen que todavía lleva su nombre; Castellano fue su sucesor. Fratianno fue considerado el jefe del crimen organizado de la costa oeste hasta que testificó contra la mafia en 1977.

Pero también había mucha admiración mutua entre los dos. Sinatra representó el glamour de Hollywood, y con el resto del Rat Pack, compuesto principalmente por los cantantes y actores Dean Martin y Sammy Davis Jr. , el comediante Joey Bishop y Lawford, proyectaron una imagen de sofisticados urbanos que se apoderaron de sus talentos y fueron Demasiado genial para seguir las reglas.


Kennedy, por otro lado, representaba un gran poder, una conexión con los corredores del Congreso y los hacedores de reyes que ayudaron a determinar quién dirigía el país. En un sentido de hierba es más verde, cada uno encontró que el otro vivía una vida envidiable.



Ambos tenían apetito por la fiesta y las mujeres.

Se conocieron en el medio por un gusto compartido por la vida nocturna y las mujeres, y Sinatra estaba muy feliz de satisfacer los deseos de su amigo. Las fiestas posteriores a Las Vegas estaban llenas de bebidas alcohólicas y fanáticas, al igual que las festividades celebradas en la casa de Lawford en Santa Mónica cuando la campaña se extendió por California. Fue Sinatra quien presentó a Kennedy a Marilyn Monroe y una amante menos conocida llamada Judith Campbell, quien más tarde complicó las cosas con sus propias conexiones con la mafia.

Más allá de los partidos, Sinatra se dedicó a importantes trabajos para el candidato: organizó cenas de donantes, apareció en anuncios de radio y prestó su jet privado a los agentes de Kennedy. En los conciertos, realizó una versión reelaborada de su éxito "High Hopes", que sirvió como tema principal de la campaña.


Kennedy emergió triunfante, por supuesto, produciendo la contribución final de Ol 'Blue Eyes' a la causa: una gala previa a la inauguración en la Armería de la Guardia Nacional en Washington, DC, encabezada por estrellas del mundo del espectáculo como Gene Kelly , Nat King Cole , Milton Berle, y Ella Fitzgerald . Sinatra se turnaba para actuar y mirar desde la caja de Kennedy, y luego, el presidente electo subió al escenario para decirle cuán endeudado estaba con los esfuerzos de Sinatra.




Frank Sinatra escoltando a Jackie Kennedy a su caja en una gala, celebrada en la Armería de la Guardia Nacional en Washington DC, la noche antes de la toma de posesión del presidente John F. Kennedy en enero de 1961

Foto: Archivo GAB / Redferns



Después de que JFK ganó, su amistad comenzó a desmoronarse y Sinatra fue expulsado de la Casa Blanca.


Pero ya había grietas en la relación, y se hicieron más evidentes una vez que Kennedy asumió oficialmente el cargo. Por un lado, la primera dama, Jackie Kennedy , despreciaba al cantante y no lo quería cerca de la Casa Blanca. (Años después de la muerte de JFK, la pareja iría a cenar). Además, Sinatra hizo alarde de su amistad con los jefes del crimen, una asociación en desacuerdo con la mentalidad anti-mafia del Fiscal General Robert Kennedy .

Las cosas llegaron a un punto crítico cuando el jefe del FBI J. Edgar Hoover se acercó a la administración con información potencialmente dañina en marzo de 1962, aunque las historias difieren en cuanto a lo que reveló. 

Una cuenta es que Hoover compartió grabaciones de las llamadas de Judith Campbell a la Casa Blanca, así como las del jefe del Chicago Outfit, Sam Giancana , vinculando al presidente con uno de los notorios gángsters de la época.

Otra es que las escuchas telefónicas revelaron que Sinatra estaba discutiendo su aventura con la hermana de JFK, Pat, una aventura emprendida con el propósito de influir en la administración para que libere a la mafia.

Lo que se aprendió, Sinatra salió inmediatamente del círculo de Kennedy. Se le dijo a Lawford que le diera la noticia al artista volátil, y como se esperaba, no le fue bien. Sinatra había construido un helipuerto y un elaborado sistema de comunicaciones en su casa de Palm Springs a la espera de una visita presidencial, y procedió a aplastar todo lo que tenía a la vista. También se enojó con el mensajero, eliminando a Lawford de futuros proyectos de Rat Pack.


Así terminó la corta pero emotiva amistad entre dos de las figuras más prominentes de la cultura estadounidense del siglo XX. Y, como es el caso con la mayoría de las relaciones llenas de buenos momentos, platónicos o de otro tipo, los recuerdos perduraron: cuando JFK fue asesinado en noviembre de 1963, según la hija de Sinatra, Nancy , su padre lloró durante días.

https://www.biography.com/news/john-f-kennedy-frank-sinatra-friendship


Discovery Channel La Mafia contra Kennedy